"Nunca pude entender a este hombre extraño y de mesurada palabra que parecía deleitarse al confundirme con sus cáusticas y paradojales observaciones sobre todas las cosas. Causaba la impresión de ser un taciturno; pero, a poco de tratarle, no podía uno dejar de advertir el hecho más extraordinario que he conocido en mi agitada vida: él era una sonrisa. Lo era de pies a cabeza. No sonreía, no precisaba sonreír; todo él era esa sonrisa".
"El Vuelo de la serpiente emplumada"
Armando Cosani